Titania instala para sus laboratorios una planta fotovoltaica de 75 kW de potencia pico.
Una de las ventajas de las energías renovables, especialmente la fotovoltaica, es que tanto la ciudadanía como las empresas pueden acceder a ellas de una forma relativamente sencilla.
Como desventaja presentan el problema de que es necesario disponer de una superficie elevada para la instalación de los paneles solares. Además, su funcionamiento se encuentra limitado a las horas de sol en días clareados. Por estas razones, la utilización de la energía fotovoltaica está especialmente indicada para industrias cuyos consumos se concentren durante las horas de luz, frente a lo que suele ocurrir a nivel doméstico, donde los consumos constantes se producen fuera del horario laboral y escolar, es decir, durante la tarde y la noche. Para resolver este problema, uno de los retos al que se enfrenta el sector de las renovables, y que se encuentra en vías de solución, es el almacenamiento de la energía fotovoltaica para aumentar su disponibilidad.
Desde un punto de vista medioambiental, la ventaja principal que presenta la energía fotovoltaica es que no se emiten gases de efecto invernadero durante el periodo de explotación de la instalación, que puede superar los 20 años. Toda la energía que se genera y se usa a partir de fuentes renovables repercute en una disminución del uso de energías tradicionales que producen, directa o indirectamente, este tipo de gases. Hay que recordar que los gases de efecto invernadero están relacionados con el aumento de la temperatura media del planeta, asociado al cambio climático que estamos experimentando en un excepcionalmente corto periodo de tiempo.
Dentro de su política de responsabilidad social corporativa, Titania incluye un compromiso medioambiental que ha derivado en la instalación de un parque fotovoltaico de 75 kW, capaz de cubrir hasta el 100% de la demanda energética más habitual que requiere sus laboratorios.
Mediante un análisis de los consumos de su actividad, y considerando las condiciones de las que disfruta la provincia de Cádiz, es posible estimar que la planta instalada reducirá el consumo energético de Titania hasta en un 30%, lo que repercutirá de forma notable en la reducción de la huella de carbono de la empresa.
Adicionalmente, la entrada en funcionamiento de la planta se traducirá en una disminución de los costes energéticos, aspecto que ha adquirido una especial relevancia por las diferentes crisis energéticas y geopolíticas que se están sucediendo. En estas condiciones, el periodo de amortización de la inversión se reduce respecto a lo que se venía estimando hasta ahora.
Tras la amortización de la planta quedará un activo que, adicionalmente a la contribución de la descarbonización y el alivio de los costes energéticos, protegerá a la compañía frente a nuevas contingencias que puedan seguir surgiendo en el futuro, derivadas de la evolución del mercado energético.
Por último, se ha solicitado la ayuda europea con cargo al fondo NextGenerationEU, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, para la instalación de la planta fotovoltaica dentro del programa de incentivos ligados al autoconsumo y almacenamiento, con fuentes de energía renovable, así como la implantación de sistemas térmicos renovables en el sector residencial del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, gestionado por la Junta de Andalucía, a través de la Agendia Andaluza de la energía.